Esta planta es más que beneficiosa para desinfectar, para limpiar la sangre y para un montón de otras cosas, mejorando órganos como los pulmones, la vejiga y el hígado.
Allium sativum |
Es una planta perenne con hojas planas y delgadas, de hasta 30 cm de longitud. Las raíces alcanzan fácilmente profundidades de 50 cm o más. El bulbo, de piel blanca, forma una cabeza dividida en gajos que comúnmente son llamados dientes. Cada cabeza puede contener de 6 a 12 dientes, cada uno de los cuales se encuentra envuelto en una delgada capa de color blanco o rojizo. Cada uno de los dientes puede dar origen a una nueva planta de ajo, ya que poseen en su base una yema terminal que es capaz de germinar incluso sin necesidad de plantarse previamente. Este brote comienza a aparecer después de los tres meses de cosechado, dependiendo de la variedad y condiciones de conservación. Las flores son blancas, y en algunas especies el tallo también produce pequeños bulbos o hijuelos.
Requisitos de clima y suelo
El ajo no es una planta muy
exigente en clima, aunque adquiere un sabor más picante en climas fríos.
El cero vegetativo del ajo corresponde a 0º C. A partir de esta
temperatura se inicia el desarrollo vegetativo de la planta. Hasta que la
planta tiene 2-3 hojas soporta bien las bajas temperaturas. Para conseguir un
desarrollo vegetativo vigoroso es necesario que las temperaturas nocturnas
permanezcan por debajo de 16º C.
En pleno desarrollo vegetativo tolera altas temperaturas (por encima de 40º C)
siempre que tenga suficiente humedad en el suelo.
Se da tanto en tierras sueltas como fuertes, siempre y cuando en éstas últimas no sean de temer encharcamientos, ya que no tolera la excesiva humedad. En general, puede decirse que se comporta bien en los secanos frescos. Los terrenos húmedos son malos para su cultivo porque se pudre el bulbo. Vegeta bien en los terrenos en donde se cultiva la cebolla, resistiendo mayor proporción de arcilla que ésta. Prefiere los suelos ricos en materia orgánica, ligeros y fértiles, con un pH que oscile entre 6 y 7.
Los suelos deben tener un buen
drenaje. Una humedad en el suelo un poco por debajo de la capacidad de campo es
óptima para el desarrollo del cultivo.
El ajo se adapta muy bien a la mayoría de suelos donde se cultivan cereales.
Prefiere los suelos francos o algo arcillosos, con contenidos moderados de cal,
ricos en potasa.
principios de adaptabilidad
y rango de adaptación del ajo |
|
piso altitudinal (optimo) |
1165 msnm |
rango (máximo y mínimo) |
25 - 2000 msnm |
temperatura (optimo) |
34° C |
rango (máximo y mínimo) |
10 - 35° C |
humedad relativa |
70% |
pH de suelo |
6 - 7 |
textura del suelo |
FA, Fr |
foto periodo |
16 h/día |
precipitación optima |
1200 mm |
rango (máximo y mínimo) |
800 - 1600 mm |
velocidad máxima de viento |
16 km/h |
topografía |
2 - 74° |
La casi exclusiva multiplicación por bulbillos confiere al ajo una gran estabilidad de caracteres, lo cual explica el número limitado de variedades botánicas cultivadas, siendo la Blanca o común la que prevalece en todos los países. El ajo blanco es tardío, rústico, de buena productividad y excelente sabor.
Nota: no es recomendable cultivar ajos después de remolacha, alfalfa, guisantes, judías, habas, espinacas, ni después de arrancar una viña o una plantación de frutales.
Sembrar una planta de ajo: sembrado de plántulas
La semilla del ajo es el mismo diente de ajo, debemos seleccionar un ajo de buen tamaño, que no pase de 10 dientes por cabeza. Si nuestra semilla o diente tiene un tamaño grande, producirá un ajo de buen tamaño a la cosecha.
Antes de sembrar debemos de preparar nuestro suelo para que esté suelto y aplicando una capa de composta. La distancia entre siembra es de 10-15 cm entre cada uno y podemos realizar la siembra en surcos o siembra cercana.
Al sembrar, debemos observar muy bien nuestro diente de ajo para no hacerlo al revés. La punta o parte delgada es la parte superior, mientras que en la parte inferior podemos ver una pequeña superficie plana. No se debe retirar la cáscara del diente de ajo. La profundidad de siembra de nuestro ajo es el doble del tamaño del diente (5 cm aproximadamente), aplicar un poco de composta al momento de la siembra y regar.
Los brotes de ajo comenzaran a salir aproximadamente entre 4-8 semanas, dependiendo del clima y la variedad.
Cultivos intercalados con otros cultivos
El ajo es un cultivo que por sus características morfológicas cubre poco el terreno y, por tanto ofrece cierta facilidad al desarrollo de malas hierbas y la evaporación. Es de suma importancia mantener el cultivo limpio de malas hierbas o la asociación con otros cultivos.
Si se realiza en surcos, es posible asociar nuestro ajo con betabel, lechuga y tomate. Los cultivos que se consideran más adecuados son: trigo, cebada, colza, papa, col y pimiento.
Cuidados del ajo
Una de las labores de cultivo normal en los últimos tiempos es el control de las malas hierbas mediante el empleo de herbicidas, de los que existen en el mercado una amplia gama. Se debe tener presente el tipo y la época de cultivo, ya que en los cultivos de otoño la lucha contra las malas hierbas es más difícil de realizar. El suelo debe de mantener su humedad pero si nos excedemos en agua podemos causar enfermedades. Hay que mantener las plantas libres de maleza y fertilizar con un poco de composta cada mes para un mejor desarrollo.
Nota: en etapa de floración es recomendable cortarlas para que toda la energía se dirija a los bulbos.
Aplicación de fertilizantes
Es una planta bastante exigente en abonos, prefiriendo los suelos ricos en materia orgánica y con cal. Agradece las aportaciones de estiércol muy hecho, aunque éste se debe incorporar con bastante antelación a su siembra.
En general son necesarias aportaciones fosfopotásicas que favorezcan la conservación y dureza del ajo. Estas aportaciones se pueden realizar al hacer las labores preparatorias de la siembra o durante la plantación. El cultivo del ajo agradece la incorporación de materia orgánica muy descompuesta. El ajo puede resultar sensible a las carencias de de boro y molibdeno.
Proceso de riego
Los riegos se suprimirán cuando la cosecha esté próxima a la maduración, permitiendo que el suelo se seque. Esto suele hacerse de 20 a 25 días antes del arranque, prefiriendo que las plantas de ajo pasen un poco de sed, con lo cual se obtiene una mejor presentación.
Cosecha cómo y cuando
Unos 15 o 20 días antes del arranque se deben suspender los riegos, aunque las plantas pasen un poco de sed, para que en el momento de la recolección la tierra esté seca.
La recolección puede efectuarse arrancando los ajos a mano 0 mediante un arado adaptado para esta actividad, que va levantando las hileras. Detrás del arado van las cuadrillas de personal, bien recogiendo directamente o bien tapando las cabezas de unas plantas con las hojas de otras y dejando secar así el producto durante un día.
El momento justo de la cosecha corresponde a la completa desecación de las hojas, realizando el arranque de las cabezas con buen tiempo. Adelantar en exceso el momento de la recolección produce disminución de la cosecha y pérdida de calidad.
Nota: A medida que se vayan recogiendo los bulbos se deberá limpiar la tierra que tengan adherida.
Plagas y enfermedades en el ajo
Gusano rojo (Dyspessa ulula)
Síntomas: La larva de este insecto aparece hacia el mes de febrero, cuando el ajo está próximo a la recolección. Excavan galerías royendo el interior de los dientes hasta destruir la cosecha. Se pueden tratar las plantas, en el campo, pulverizando la parte baja con aparatos de alta presión.
Causas: Las larvas se alimentan de especies de Allium, incluyendo Allium flavum, Allium vienale, Allium spaerocephalon y Allium sativum. Ellos viven dentro de la cebolla. El desarrollo de las larvas lleva varios años.
Solución: Actualmente se realizan tratamientos preventivos a la «semilla», fumigando las cabezas de ajo en cámaras herméticas, siendo ello condición indispensable para los ajos con destino a la exportación.
Gorgojo del ajo (Brachycerus algirus)
Síntomas: La larva, al nacer, hacia el mes de abril, se dirige a los bulbos penetrando en su interior, excavando galerías y royéndolos. Los daños económicos que ocasiona pueden ser graves, pues las partidas atacadas no pueden exportarse.
Solución: Es difícil de combatir, por lo que deben destruirse los rodales atacados.
Mildiu (Phytophthora infestans)
Síntomas: Manchas en hojas, tallos y frutos (en el caso de plantas cultivadas para la obtención de frutos, como tomate, pimiento, etc.). Dichas manchas son de color pardo oscuro (necróticas) de forma irregular, pero por lo general redondeadas. Aparecen en el envés de la hoja. Si las condiciones ambientales le son favorables (humedad-temperatura), su desarrollo es vertiginoso, acabando en numerosas ocasiones con la planta.
Causas: Se desarrolla el hongo dentro de los tejidos infectados de la vid. La reproducción asexual se produce mediante la formación de esporangios. La reproducción sexual comienza a principios de verano. Este hongo inverna principalmente en forma de esporas en las hojas caídas y muertas.
Solución: Es muy conveniente el empleo de fungicidas como medida preventiva o bien al comienzo de los primeros síntomas de la enfermedad. La frecuencia de los tratamientos debe ser en condiciones normales de 12-15 días.
Podredumbre blanca (Sclerotinia cepivorum)
Síntomas: Ataca al ajo en todas sus fases, produciendo un amarillamiento en las hojas de la base y la destrucción del sistema radicular. Se manifiesta por rodales.
Solución: Los medios de lucha consisten en rotaciones de cultivo, empleo de variedades resistentes y tratamiento de los dientes de ajo para la siembra con Quintoceno.
Nota: Durante el almacenamiento suelen también atacar a los ajos ciertos hongos del género Penicillium, que provocan en los bulbos almacenados un moho verde o azulado muy característico. Se recomiendan tratamientos con Quintoceno o Tiram, aunque los resultados no son totalmente efectivos.
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